Estásimo de Viernes Santo
Estrofa
Los sueños niños se sabe que son sueños.
Un niño siempre es rey del pragmatismo.
Conoce todo aquello que oscila por su mundo,
en su zona más dura.
Pero juega.
Descubre la ficción, la fantasía,
y como está tan cómodo,
se instala en esa rueda de quimeras
como si de verdad fueran posibles.
Y el juego es tan perfecto que lo cree,
aunque intuye también que ese juego termina,
como todos, por puro aburrimiento.
Hay que cambiar de juego
y la etapa siguiente es la verdad,
la verdad percibida y relegada,
en espera de un tiempo conveniente,
el Tiempo de la Vida.
Antistrofa
De los sueños adultos se sabe que no son sino visiones.
Un adulto es hipótesis
y no comprende nada de ese mundo que no le pertenece,
ni siquiera distingue la belleza.
Pero juega.
Olvida la ficción, la fantasía,
y como está tan tenso,
se agita en esa rueda de fijezas
como si de verdad fueran posibles.
Y el juego es tan perfecto que lo cree,
aunque intuye también que ese juego se alarga,
como todos, por puro automatismo.
Tal vez habría que cambiar de juego,
pero ¿y si la verdad está acechando,
la verdad conocida y relegada,
que descubre ese tiempo inconveniente,
el Tiempo de la Muerte?
Epodo
Sólo la poesía templando sueños niños;
sólo la poesía temblando sueños rotos;
y desde la extensión de los milenios,
el silencio perverso, pavoroso, impasible,
de los dioses de todas las culturas.
María Pilar Couceiro
© Couceiro 2012
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