Grifaldo Toledo, Jorge

lunes, 29 de abril de 2013

"Guardianes del olvido", reseña




Enlace al prólogo del libro



Por mucho que te hundas en ti mismo nunca huyes lo suficientemente lejos, sólo te estancas en la mentira de haberlo superado, de que ni siquiera te afectó.”

Finalmente me rendí ante el olvido, con una inevitable sensación de pérdida, porque sabía que había perdido un recuerdo en algún recoveco de mis días. No podemos recordarlo todo, pero ser conscientes de que hay horas y vivencias que hemos perdido nos provoca la desazón del que deja escapar la vida entre los dedos.”

Con estas certezas, la joven Marina comienza la búsqueda de los recuerdos que lleva años ahogando en lo más profundo de su alma.

Una búsqueda que le llevará a conocer el mundo de los seanas, los guardianes de los recuerdos perdidos, un mundo lleno de luz, magia, misterio, peligros, traiciones y un amor que traspasa dimensiones...

En esta tercera novela, Marta impregna todos los recovecos de la realidad de imágenes inquietantes que nos hacen dudar de lo que es ensoñación y realidad, haciéndonos viajar de una a otra sin tregua, a través de la primera persona con la que Marina nos va contando sus angustias, sus dudas, sus más profundos secretos...

Y con ella nos adentramos en un mundo paralelo que se descubre ante nuestros ojos en un despliegue de color y coherencia, tan difícil de lograr en las historias fantásticas, pero que Marta consigue con creces, conformando un mundo que va más allá de la mera anécdota, un mundo que sólo fuera un mero subterfugio para que la protagonista realizara su búsqueda personal... Nada de esto sucede en esta novela, ya que Marta ha creado un mundo fantástico autosuficiente, con pequeños detalles que va engarzando y que, incluso, llegan a formar historias “inconclusas”, historias que sabes que tienen mayor profundidad pero que, al igual que sucede en la vida real, como en ese momento no puedes dedicarle toda tu atención te lo apuntas en el borde de la curiosidad.

Junto con ésta, otra de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido la resolución de su viaje por el mundo fantástico, pues aunque te va dando pistas a lo largo de la novela se guarda un as en la manga y consigue sorprenderte...

Es una novela cargada de significado, en donde la importancia de los recuerdos y los sentimiento asociados a ellos juega un papel primordial en la historia de cada uno de los personajes, siendo especialmente clave el personaje de Seabell, que anhela recordar su pasado humano y será la encargada de iluminar el camino de Marina... y, si la dejamos, también el nuestro...

Puedes usar tu pasado como almohada para que tu presente descanse y reconocer en él tu historia, tu identidad, o hacer que se convierta en un puñal que rasga el presente y todo posible futuro. Tú decides.”


viernes, 26 de abril de 2013

Poema de Viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Para este viernes, Piluka nos invita a disfrutar de Mallarmé y Hölderlin...





Olvidemos por un momento a la fatídica Fraulein M.
y recuperemos la grandeza alemana del Romanticismo.
Hölderlein fue compañero de filosofía de Hegel,
pero se decantó por la poesía, en la que plasma  
su gran admiración por la Grecia mítica primitiva,
la anterior a la clásica, cuando hombres y dioses
aún convivían. Un mundo originario, perfecto, donde
causa y efecto van unidos. 
El poema de hoy va especialmente dedicado a mis
"gentes griegas", sobre todo, y por razones obvias, a Gemma. 
Χαιρετισμούς σε όλους και πολλά φιλιά.


LAS BACANTES DE EURÍPIDES

He venido, hijo de Jove, a esta tierra de Tebas,
Dioniso, que alumbré una vez a la hija de Cadmo,
Semele, fecundada por el fuego de la tempestad.
Y tomando figura mortal, al sitio del dios,
aquí estoy, en el bosque de Dirce, al pie del Ismeno.
El sepulcro de la madre veo, de aquella que fue en el fulgor,
allá, junto a las casas y las ruinas de las salas
humeantes, donde ahora vive la flama del fuego divino,
la eterna violencia de Hera contra mi madre.
Alabo al sagrado Cadmo, que aquí en el campo
lloró a la hija el árbol del higo. Lo he circundado
con el aroma de la uva y el verde de las vides,
y de lejos, de la tierra colmada de oro de los lidas,
de los frigios y los persas, golpeada por la luz,
en el muro de la Bactriana, a través del campo tempestuoso
de los medos, a través de los dichosos árabes,
y vagando por la eterna Asia, que yace junto a las aguas
saladas, para unos y otros, griegos y bárbaros
entre ellos confundidos, roca de ciudades con bellas torres,
así llegué aquí en una ciudad griega por vez primera
para conducir mi coro e instruir mis misterios,
pues sólo a los hombres como espíritu visible soy.
Por primera vez en Tebas, aquí en Grecia,
he elevado mi grito, tensando la piel de los ciervos.
 Johann Ch. Friedrich Hölderlin (Lauffen am Neckar, 1770 - Tubingen, 1843).




 DIE BACCHANTINNEN DES EURIPIDES

Ich komme, Jovis Sohn, hier ins Thebanerland,
Dionysos, den gebahr vormals des Kadmos Tochter
Semele, geschwängert von Gewitterfeuer
Und sterbliche Gestalt, an Gottes statt annehmend
Bin ich bei Dirzes Wäldern, Ismenos Gewässer.
Der Mutter Grabmal seh' ich, der gewitterhaften.
Dort, nahe bei den Häusern, und der Hallen Trümmer,
Die rauchenden, noch lebend göttlichen Feuers Flamme,
Die ewge Gewaltthat Heres gegen meine Mutter.
Ich lobe doch den heiigen Kadmos, der im Feld hier
Gepflanzt der Tochter Feigenbaum. Den hab ich rund
Umgeben mit des Weinstoks Traubenduft und Grün,
Und ferne von der Lyder golderfülltem Land,
Der Phryger und der Perser lichtgetroffner Gegend,
Bei Bactras Mauern, durch das stürmische Gefild
Der Meder, durch Arabien, das glükliche.
Und die ganze Asia wandernd, die am salzigen
Gewässer liegt, für beede, Griechen und Barbaren
Wie sie gemischt sind, reich an schöngethürmten Städten,
So kam ich hier in eine Griechenstadt zuerst,
Daselbst mein Chor zu führen und zu stiften mein
Geheimniß, daß ich sichtbar sei ein Geist den Menschen.
Zuerst in Thebe hier im Griechenlande,
Hub ich das Jauchzen an, das Fell der Rehe fassend.









Junto a Baudelaire y Valéry, uno de los reyes del Simbolismo francés,

antecedente de las Vanguardias, cuyo lenguaje grandilocuente no es
obstáculo para las emociones.
   
 
Leí todos los libros y está, ¡ay! la carne triste.
¡Huir, huir muy lejos! Siento a las ebrias aves
vagar entre los cielos y la ignorada espuma.
Nada, ni los jardines viejos entre los ojos,
guardará el corazón del ocaso del mar,
ni la luz que en la noche mi lámpara difunde
sobre el papel vacío que protege su albura
retendrá al corazón que en el mar se sumerge,
ni la amorosa madre que a su hijo amamanta.

¡Yo partiré! ¡Navío, tu velamen despliega
y levanta las anclas hacia incógnitos bosques!
Un tedio, desolado por la cruel esperanza,
confía en el supremo adiós de los pañuelos.

Y tal vez, son tus mástiles lanzados por el viento,
esos perdidos náufragos que no encuentran maderos,
sin mástiles, sin mástiles, ni islote en lontananza…
mas oye, corazón, el canto navegante!

Stéphane Mallarmé (París, 1842-1898), Brisa marina




La chair est triste, hélas ! et j'ai lu tous les livres.
Fuir! là-bas fuir! Je sens que des oiseaux sont ivres
D'être parmi l'écume inconnue et les cieux!
Rien, ni les vieux jardins reflétés par les yeux
Ne retiendra ce coeur qui dans la mer se trempe
O nuits ! ni la clarté déserte de ma lampe
Sur le vide papier que la blancheur défend
Et ni la jeune femme allaitant son enfant.

Je partirai! Steamer balançant ta mâture,
Lève l’ancre pour une exotique nature!
Un Ennui, désolé par les cruels espoirs,
Croit encore à l'adieu suprême des mouchoirs!

Et, peut-être, les mâts, invitant les orages
Sont-ils de ceux qu'un vent penche sur les naufrages
Perdus, sans mâts, sans mâts, ni fertiles flots...
Mais, ô mon coeur, entends le chant des matelots!

Brise marine



Poemas de viernes del último mes:

jueves, 25 de abril de 2013

Cuentos de la Luna LLena (a través de Mª Pilar Couceiro)

Un nuevo plenilunio en el que disfrutar de los cuentos que nos envía Piluka...





Y una mujer que llevaba un niño en los brazos dijo: “Háblanos de los hijos”
Y Al-Mustafá, el Elegido y el Bienamado dijo:
Vuestros hijos no son vuestros hijos. Son los hijos y las hijas del ansia de la vida por sí misma. Vienen a través de vosotros, pero no son vuestros. Y aunque vivan con vosotros, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, pues sus almas habitan en la mansión del Mañana que vosotros no podéis visitar ni siquiera en sueños. Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no intentéis hacerlos como a vosotros porque la Vida no retrocede ni se detiene en el Ayer.
Sois los arcos con los que vuestros niños, como flechas vivas, son lanzados. El Arquero ve el blanco en el camino del infinito, y Él, con Su poder, os tenderá, para que Sus flechas puedan volar rápidas y lejos. Que la tensión que os causa la mano del Arquero sea vuestro gozo, ya que así como Él ama la flecha que vuela, ama también el arco que permanece inmóvil.
Gibran Khalil Gibran (Beirut, 1883 - Nueva York, 1931)










Momotarô
-Cuento tradicional japonés-

En una aldea lejana, vivía una pareja de ancianos que nunca tuvieron hijos y se sentían muy solos y tristes. 
Un día, mientras el anciano recogía leña en la montaña, la anciana fue al río a lavar la ropa, cuando observó que por el río descendía un extraño objeto. Sorprendida, comprobó que era un melocotón gigante, el más grande que había visto nunca. Lo sacó del agua y lo llevó a su casa para cenar. Cuando llegó el anciano, la mujer le dijo:
-Mira que melocotón tan grande y hermoso he traído para tu cena.
Y el anciano respondió:
-Córtalo por la mitad y nos lo comeremos entre los dos.
La mujer  trajo un gran cuchillo, y se disponía a partir el melocotón, cuando de repente, se oyó una voz humana desde su interior.
-Por favor, ¡no me cortéis! 
Ante al asombro de los dos ancianos, el melocotón comenzó a abrirse lentamente, y de su interior salió un niño.
-No os asustéis -dijo el niño-. El Dios del cielo vio lo solos que estabais y decidió enviarme para ser a partir de ahora vuestro hijo.
El anciano y la anciana, con gran alegría, adoptaron al niño, y como había nacido de un melocotón, decidieron llamarle Momotarô. Naturalmente, se sintieron felices de criar por fin al niño que siempre habían deseado tener, y lo educaron para que llegase a ser un buen muchacho.
Un día, cuando Momotarô cumplió los 19 años, se acercó a sus padres adoptivos y les habló de la siguiente manera:
-Padre, madre, habéis sido muy amables conmigo y me habéis cuidado muy bien. Ahora soy mayor y debo agradecéroslo de alguna forma. A lo lejos, en algún lugar del océano, se encuentra la Isla de los Ogros. Allí viven muchos ogros malvados que a menudo vienen a las aldeas de los alrededores para robar a la gente. He decidido ir a esa isla y acabar con los ogros. Por favor, padre, dame tu permiso".

El anciano, con una mezcla de sorpresa y orgullo, dio su permiso a Momotarô. Entre él y la anciana le ayudaron a prepararse todo lo necesario para el viaje. Le dieron una espada, una armadura y provisiones. Momotarô se puso en camino, no sin antes prometer a sus padres que volvería sano y salvo. 

Durante su viaje, camino del mar, Momotarô se encontró con un perro de pelaje moteado que empezó a gruñir y a amenazar con lanzarse a morderlo, pero nuestro protagonista le ofreció un poco de comida, y le explicó que se dirigía a la Isla de los Ogros. Entonces el perro decidió unirse a él.

Momotarô y el can siguieron su camino, y más adelante encontraron un mono. El perro y el mono se enfrentaron, pero Momotarô intervino de nuevo y le explicó al mono el motivo de su viaje. El mono decidió acompañar a Momotarô y al perro en su largo y peligroso viaje.

Los tres siguieron andando, y más adelante, vieron un faisán. El perro y el mono se disponían a atacarle, pero cuando el faisán se enteró que se dirigían a acabar con los ogros, se unió al grupo.

Durante el viaje, con Momotarô al mando, el perro moteado, el mono y el faisán, tres animales que normalmente no se llevan bien unos con otros, acabaron por hacerse buenos amigos. Recorrieron un largo camino hasta que finalmente llegaron al mar. Momotarô construyó una barca, para cruzar en dirección a la Isla de los Ogros. Al avistar la isla, observaron que estaba fuertemente protegida por una fortaleza y vigilada por muchos ogros rojos, azules y negros. Entonces, e
l faisán voló sobre la fortaleza y comenzó a atacar a los ogros guardianes, propinándoles fuertes picotazos en la cabeza. Éstos intentaron golpearlo con sus garrotes, pero el ave era muy veloz y esquivaba los golpes. Mientras los ogros estaban distraídos, el mono se coló en la fortaleza y abrió la puerta desde dentro. Entonces Momotarô y el perro entraron y se unieron a la lucha. 
La batalla fue larga y cruenta. El faisán atacaba a los ogros picándolos en la cabeza y los ojos, el mono los arañaba, el perro los mordía mientras Momotarô los atacaba con su afilada espada. A pesar de que eran muchos, los ogros acabaron dando por perdida la batalla ante la fuerza y agilidad de sus rivales, y se rindieron arrodillándose a los pies de Momotarô, al que prometieron dejar de ser malvados a partir de entonces. Seguidamente le entregaron el tesoro que tenían guardado.
El tesoro contenía grandes cantidades de oro y plata, una capa y un sombrero de invisibilidad, e incluso un martillo mágico, que hacía aparecer monedas de oro cada vez que era golpeado contra el suelo. Momotarô y sus amigos animales cargaron el tesoro en la barca y regresaron a casa, donde en compañía de los dos ancianos, vivieron para siempre felices y en la abundancia.

martes, 23 de abril de 2013

FELIZ DÍA DEL LIBRO 2013

Hoy es el día del libro... y para celebrarlo he pensado compartir unos cuantos murales de los compañeros de Acción Poética para que conozcáis cómo estos amantes de las letras embellecen los muros de sus vecinos (con permiso de los dueños, claro)...





Acción Poética Chile



Acción Poética Acebal-Sta.Fé








Acción Poética Chiclayo




Acción Poética Chile




Acción Poética Tucumán



Acción Poética Escobar


Acción Poética Merlo



                                           
                                             Acción Poética Chile




Acción Poética Tucumán
                                               

                                              




viernes, 19 de abril de 2013

Poema de Viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Hoy comparto el poema de viernes que nos ha enviado Piluka y otro que nos envió en octubre pasado, en homenaje a Mo Yan, último premio Nobel de Literatura.




Li Tai Po´ se encuentra entre los más respetados poetas de la historia
de la literatura china. Se conservan más de mil poemas suyos y es
conocido por su imaginación extravagante y por las imágenes taoístas
de su poesía, a la vez que por su gran amor a la bebida.
Se dice que murió ahogado en el río Yang-tze al caer de su barca estando
bajo los efectos del alcohol, por intentar abrazar el reflejo de la luna.





MIENTRAS BEBO, SOLO, A LA LUZ DE LA LUNA

Un vaso de vino entre las flores:
bebo solo, sin amigo que me acompañe.
Levanto el vaso e invito a la luna:
con ella y con mi sombra seremos tres.
Pero la luna no acostumbra beber vino,
y mi perezosa sombra sólo sabe seguirme.
Festejemos, con mi amiga luna y mi sombra esclava,
mientras aún es primavera.
En las canciones que entono vibran rayos lunares;
en la danza que ensayo mi sombra se aferra y deshace.
Los tres juntos, antes de beber, holgábamos;
ahora, ebrios, cada cual va por su lado.
¡Regocijémonos muchas horas todavía,
en nuestro extraño festín inanimado,
para encontrarnos al fin en el Rio de las Nubes!
LI TAI PO (Sui ye (hoy Kirguizistán) China,701-762)







(poema enviado el 12/10/2012)


El escritor chino Mo Yan (Shandong 1955) es desde hoy el flamante nuevo Nobel de Literatura.
No pude encontrar poemas de él y ni siquiera sé si, además de la narrativa, escribió poesía,
pero al menos, como pequeño homenaje, podemos leer a este otro poeta, de la dinastía Tang,
autor de largos poemas narrativos pero también de inspirados lirismos, compuestos al parecer
mientras gozaba de la compañía de cortesanas.
La premura me impide contrastar como es debido el texto, así que, 
si hay algún error en el original o en la traducción, 
pido disculpas a mis dos destinatarios sinólogos





Serpenteada senda pedregosa.
Alta y frígida montaña.
Voy arriba y más arriba.
De entre las nubes blancas emerge una morada.
Detengo mi carruaje, me siento a contemplar.
Me fascina el ocaso entre bosques de arces.
Sus hojas azotadas por la escarcha
son aún más carmesíes y más bellas
que las soberbias flores del estío.

Du Mu (Chang´an, 803-852)Paseando por la montaña




domingo, 14 de abril de 2013

LEEDORES OCASIONALES


Hay muchas clases de lectores: los de recetas, los de libros raros, los de noticias, los de novela romántica, los de poesía, los de clasificados, los de cartas, los de novela policíaca, los de propaganda, los de poemas, los de cualquier clase de novela, los de anuncios, los de posos de café, los de sólo novelas recomendadas... y, por supuesto, los que leen cualquier cosa que se cruce ante sus ojos... es decir, los lectores compulsivos.
Yo soy de esa última clase de lectores... no puedo evitarlo; cosa con letras que cae ante mis ojos, la leo. Ya digo, no puedo evitarlo; ha sido así siempre y, me temo, seguirá así.

Rara vez salgo de casa sin un libro: novela o poesía, teatro o ensayo; me da igual... el caso es tener algo que leer. Leo en el metro, autobús o tren; sentada, tumbada o de pie... En cualquier situación o momento mis ojos recorren las letras de izquierda a derecha, ansiando su caricia en mi retina. No hay nada comparable como el tacto de su lomo en mis yemas y el olor de su interior en mi interior... ummm... ese olor...

Mi mayor deseo: pasar una noche con una biblioteca, encerrada a solas con ella...

Duermo con libros, sueño con libros, como con libros... Sin embargo, no soy posesiva, no creáis: cuando voy en el tren comparto mis libros con mis vecinos.

-¿De qué se trataba su pesadilla? -le preguntó-. Yo a veces me caigo por un barranco y otras sueño con pájaros negros que se me vienen encima para sacarme los ojos, y por más que hago no los puedo espantar. Es horrible.
El hombre se volvió bruscamente a mirarla un dedo humo y transparencias se desliza con cariño por los renglones de un libro ilustrado

En el autobús y el metro es más difícil pues las apreturas hacen esconder la cabeza dentro de las páginas; pero en el tren es otra historia. Es el mejor transporte para leer (como ahora): uno se sienta casi siempre y dispone de espacio a ocupar por el libro.

Me acuerdo luego muy bien de todo cuando me despierto. Los otros sueños que no son de gritar se escurren como lagartijas y no se dejan echar el lazo. ¡A mí me da una rabia! Pero las pesadillas, al revés, ésas se te quedan bien agarradas, quieras que no. Debe ser porque las caza uno con ese grito que da al abrir los ojos el dedo espiral de incienso a ras de libro se enreda y titubea en algunas partes como con sorpresa

Ponerme a leer en el tren supone casi un ritual: saco el libro, lo abro sobre la palma abierta de mi mano izquierda, lo dejo que se abra con delicadeza hasta el ángulo justo de los 45º, y voy pasando las hojas con la mano derecha al ritmo que marca la lectura.

No te queda más remedio que hablar con la pared o con las estrellas que se ven por la ventana, aunque sea aburrido. La gente es que yo no sé cómo tiene siempre tanto sueño. En cambio esta noche he visto a montones de personas despiertas, y me han pasado cosas tan raras, que me he espabilado muchísimo. ¡Hay que ver la cantidad de gente que cabe en esta casa! Hasta he visto a un rey... el dedo viento perdido se cuela por entre las hojas y las sopla lentamente, a intervalos

Al poco de empezar, casi siempre puede percibirse la disimulada atención que uno de mis vecinos siente por lo que leo. Entonces me planteo la disyuntiva de compartirlo o convertirme en celosa guardiana de mi propiedad.

¡Qué a gusto se está en este rincón! Parece un escondite, ¿verdad?
-Claro es un escondite.
El balcón era bastante ancho y lo suficientemente largo como para que sus extremos dejaran entre la barandilla y la pared aquellos dos espacios que desde dentro de la habitación no podían verse. Acurrucada en el de la derecha, la niña lo ocupaba por completo. Era justo una casita a su medida el dedo jirón de niebla reposa en el canto de una letra a la espera de unos ojos que le muevan

Finalmente, me decanto dependiendo de la simpatía que me produzca. Entonces abro un poco más el libro para facilitarle la lectura, adecúo mi ritmo a su ritmo y, si hace falta, espero a pasar página hasta que él haya llegado también al final.

Miraba enfrente la brasita del cigarro, muy roja cuando subía hasta los labios del hombre, y casi invisible al venir a posarse entre sus dedos en el pico del monte que formaban sus rodillas. Siguiendo con los ojos aquel itinerario y el que trazaban las volutas de humo hasta desvanecerse en el aire, a Sorpresa le parecía que iba de viaje en un barco entre las nieblas el dedo suspiro al aire se recrea en las bellas letras con un amago de caricia eterna

Me imagino a mi compañero de lectura como si entrara en una sala cualquiera de un cine a la mitad de la sesión para abandonarla diez minutos después, tras haber conocido paisajes nuevos, vidas totalmente distintas y, a veces, muy dispares a la suya propia...

Pero es que me parece que aquí los dos no cabemos.
-Sí cabemos -aseguró él con acento autoritario-. No me contradigas.
Sorpresa se corrió hacia la izquierda, pegándose lo más posible a la fachada de la casa, y vio que, efectivamente, quedaba el espacio justo para que el hombre se acomodara a su lado contra los hierros del balcón si el dedo quisiera hacerse ave se posaría en el título de lo alto de la página Dos cuentos maravillosos

En el fondo esta clase de lectores me dan pena: nunca se acaban un libro, nunca se enteran del final... Por eso procuro ponerles las cosas fáciles; para que ese rato de lectura ocasional les anime a buscar el libro en una biblioteca y seguir leyéndolo, y averiguar qué fue de esas vidas que tocaron con sus ojos de espectadores momentáneos.

Sorpresa se volvió a esconder sin hacer ruido, cruzó las manos sobre el regazo y esperó bien pegada a la pared. Otra vez le parecía que el ruido del viento agitando las ramas del magnolio gigante era el del oleaje de un mar embravecido. El capitán del barco iba a darle un beso. Apenas se atrevía a mirar el hueco que esperaba ser ocupado por su cuerpo allí a la derecha, no se atrevía y si fuese ardilla saltaría a una rama del árbol contiguo y la llamaría Carmen Martín Gaite

Muchas veces me pregunto si será ése el único momento en que se acercan a un libro; en el que se adentran por los caminos más o menos intrincados del libro que el azar ha llevado a tomar asiento a su lado. Breve y efímero contacto medido por el intervalo de estaciones de destino extrañas a ese lector de lo ajeno, a ese leedor ocasional.

También que volviera le daba miedo, pero un miedo mucho más emocionante. La idea de que no volviera no la podía soportar. Y, sin embargo, la tenía encima, quitándole el aire, como aquella bandada de murciélagos de sus pesadillas. Podía haber ido a visitar a los personajes del otro cuarto y haberse olvidado la voz de la siguiente estación hace huir al dedo de quedar aprisionado entre las páginas del libro cerrado que se baja en esa estación...



¡Mierda! ¡Prometo no volverme a olvidar el libro en casa!






Publicado en el nº 4 de la revista "Otras palabras"




MARTÍN GAITE, Carmen: Dos cuentos maravillosos. Ilustrado por Mabel Piérolas. Barcelona. Círculo de Lectores. 1999.
    
    Es una edición que la autora cedió especialmente a Círculo de Lectores y que incluye los cuentecillos: “El castillo de las tres murallas” y “El pastel del diablo”.
    En esta cuidada edición, bellamente ilustrada, Carmen nos muestra, con su lenguaje sencillo lleno de música, colores y olores, dos mundos muy distintos cuyas protagonistas tienen en común la soledad, exterior e interior. En uno, la soledad interior viene dada por la forzosa reclusión a que se ven sometidas las dos protagonistas en una “cárcel de oro”, que no encuentran otra opción que la de huir; mientras que en el otro la protagonista rehuye el trato de sus vecinos ante su falta de comprensión y se refugia en su imaginación. Ambas historias son, pues, la búsqueda de un lugar propio en una sociedad o entorno hostil que se consigue a través de la renuncia a la comodidad que, inevitablemente, se produce al ir alcanzando un grado mayor de madurez.


viernes, 12 de abril de 2013

Poema de Viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Este viernes Piluka nos sorprende con unos nuevos poemas... disfrutadlos...




Los incas tenían un sistema de Kipus o nudos de colores diferentes,
colocados a varias alturas sobre un cordón, como forma de expresión
gráfica numérica, literaria o ideológica, que dependía de la colocación
de dichos nudos.
Hay que olvidar las nociones básicas de versificación española para
comprender la estructura del verso en el poema quechua. El jailli
sagrado era cantando en festividades religiosas, acompañado de
música y posiblemente de danza.
Aquí tenemos dos ejemplos. (No pude conseguir los originales
en lengua quechua. A ver si los bolivianos os animáis)


Quita Urpi
(Palomita agreste)

¿Qué viene a ser el amor
palomita agreste,
tan pequeño y esforzado,
desamorada;
que al sabio más entendido,
palomita agreste,
le hace andar desatinado?
desamorada?


Wañunayaxkilla
(Madre Luna)

Luna, reina y Madre
por la bondad de tus aguas,
por el amor de tus lluvias
estamos llorando,
estamos sufriendo.

La más triste de tus criaturas
de hambre, de sed te está clamando.

Padre, conductor del mundo,
¿dónde estás?
¿en el cielo, en la tierra?
¿o en algún otro mundo?
Obséquiale con tus lluvias
a este siervo, a este hombre que te implora.

(Anónimos hacia el s. XVI-XVII)






Estas sentencias poéticas pertenecen al Niti Shastra (Tratado de la Moral)
de Kautilya Chanakya (Pataliputra, India, 370–283 a.C.), un maestro en la
antigua Universidad de Takshashila (India).
Está considerado pionero del campo de la economía y la ciencia política
en la India, como un importante precursor de la economía clásica. 
Sus obras fueron redescubiertas en 1915.
 
Agradecemos los poemas y su traducción a nuestro amigo y co-lector
el profesor Enrique Gallud Jardiel.
 
I
Para el sacerdote, Dios está en el fuego;
para un sabio, en el corazón.
Dios está en la imagen para el ignorante
y en todas partes para el justo.

II
Ninguna austeridad es mejor que la calma,
ninguna alegría supera al propio contento;
ninguna enfermedad es peor que la avaricia
y ninguna religión supera a la compasión.

III
Como está la fragancia en la flor,
el aceite en la semilla de sésamo,
el fuego en la madera,
la mantequilla en la leche
y el dulzor en la caña de azúcar
así está el alma en el cuerpo.

IV
Estamos solos ante la vida y la muerte:
estamos solos antes las acciones buenas y malas.
A solas nos enfrentamos a los infiernos
y a solas ganamos los cielos.

V
Como el ternero encuentra a su madre
entre miles de vacas,
así el resultado de las acciones
de las vidas pasadas
encuentran al que las cometió.

VI
La verdad es mi madre;
mi padre es el conocimiento.
La rectitud es mi hermano
y mi amigo, la compasión.
La paz es mi esposa
y el perdón es mi hijo.
Todos ellos son
mi verdadera familia.

VII
Hay tres joyas en el mundo:
el agua, el alimento y las buenas palabras.
Pero el necio
considera joyas a algunas piedras.

VIII
El árbol amargo del mundo
tiene dos dulces frutos:
las palabras sabias
y la compañía de los amigos.

IX
¿Para qué le sirve un espejo
al que no tiene ojos?
¿Para qué le sirven los libros
al que no emplea su intelecto?



viernes, 5 de abril de 2013

Poema de Viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)


Hoy, el poema de viernes que nos ofrece Piluka está dedicado a la risa... así que os añado también un poema suyo que nos envió para celebrar la entrada del 2013, escrito en clave jocunda...





Hoy, la bendita risa: Nuestro escritor más mordaz
describe en este espléndido Soneto cómo un casado
se burla del amante de su esposa.
 
 
Dícenme, don Jerónimo, que dices
que me pones los cuernos con Ginesa;
yo digo que me pones casa y mesa;
y en la mesa, capones y perdices.
 
Yo hallo que me pones los tapices
cuando el calor por el octubre cesa;
por ti mi bolsa, no mi testa, pesa,
aunque con molde de oro me la rices.
 
Este argumento es fuerte y es agudo:
tú imaginas ponerme cuernos; de obra
yo, porque lo imaginas, te desnudo.
 
Más cuerno es el que paga que el que cobra;
ergo, aquél que me paga es el cornudo,
lo que de mi mujer a mí me sobra.
 
 
Francisco de Quevedo y Villegas (Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, 1645)








Queridos amigos: En clave jocunda, y para endulzar un poco la salida
de este peliagudo año, recupero un poema que escribí hace bastantes
años, a propósito de la llegada a Cartago de Eneas, cuya historia fue
cantada por Virgilio en La Eneida.
Imaginad la escena. Acates, o Ilioneo, o algún otro servidor troyano
es enviado por Eneas a un muy urgente recado de índole familiar.
Por aquellos tiempos no existían los teléfonos móviles, (aunque parece
ser que sí había cabinas de esas rojas, como las inglesas).
El servidor, apurado, llama al 11888 para recabar datos que le
permitan cumplir con su mandado. (Dos de mosqueo para los
detectores de anacronismos, que alguno hay entre nuestro grupo).
Como se supone que nosotros estamos junto al criado, no nos llega
la voz de su interlocutor, pero el diálogo se reconstruye bien,
aunque sólo oigamos una parte.
 

Farmacia de guardia cartaginesa

[…]
¿Información?
[…]
Sí, gracias. Yo quisiera
saber si aquí, en Cartago,
hay farmacias abiertas los domingos.
[…]
¿Dos?
[…]
Dígame las señas,
si es usted tan amable.
[…]
A veeeer, junto al Palacio de la Reina…
[…]
y otra en el extrarradio.
Y ¿sabe si tendrán allí Dodotis?
[…]
Es por Eneas.
[…]
Sí. ¿No lo conoce?
[…]
Pues es ese troyano
que llegó hace unos días. Tiene un hijo,
entre nosotros, es insoportable,
malcriado, todo un zangolotino
que aún no pide pis, y ¡ya seis años!
[…]
Y eso no es lo peor: es que mi jefe
tiene también un padre muy anciano
que sufre incontinencia
(ya sabe usted, la próstata).
[…]
Así que sin Dodotis
de niños y de viejos,
ya me dirá qué puede hacer un héroe
por muy pío que sea.
[…]
Estas cosas las calla su cronista,
un mantuano muy fino,
por aquello de estilos elevados,
que, claro, no permiten
hacer versos de pises y de cacas.
[…]
Adiós, señor, y gracias por oírme tan atento.
[…]
A veces es tan bueno un desahogo
con un desconocido…
Pero me voy pitando a la farmacia.


María Pilar Couceiro