Grifaldo Toledo, Jorge

miércoles, 28 de octubre de 2015

Poema de viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Esta semana regalo doble... comparto uno de los poemas de viernes de Piluka que tengo pendientes... en este caso un poema del gran Leopardi... disfrutadlo


Representante de la corriente romántica en Italia, Leopardi
ofrece siempre visiones refinadas, sublimes e inspiradoras,
las más veces teñidas de un pesimismo profundo, del que
halla consuelo en el culto de los héroes, a un pasado glorioso
y a la evocación de la naturaleza.



Cuando muchacho, vine
a estudiar disciplina con las Musas.
Una de ellas cogióme de la mano
y durante aquel día
en torno me condujo
para ver su oficina.

Me mostró uno por uno
los útiles del arte,
y el distinto servicio
para el que cada uno
se emplea en el trabajo
de la prosa y el verso.
Yo los miraba, y dije:

«Musa, ¿y la lima?» Y contestó la diosa:
«La lima se gastó; ya no la usamos».
Y yo: «Mas rehacerla
es preciso, ya que es tan necesaria» .
Y contestó: «Sí, pero falta tiempo».


Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837), Pasatiempo



Clio, Euterpe y Thalie, de Eustache Le Sueur




Canto XXXVI. Scherzo

Quando fanciullo io venni
A pormi con le Muse in disciplina,
L’una di quelle mi pigliò per mano;
E poi tutto quel giorno
La mi condusse intorno 5
A veder l’officina.

Mostrommi a parte a parte
Gli strumenti dell’arte,
E i servigi diversi
A che ciascun di loro 10
S’adopra nel lavoro
Delle prose e de’ versi.
Io mirava, e chiedea:

Musa, la lima ov’è? Disse la Dea:
La lima è consumata; or facciam senza. 15
Ed io, ma di rifarla
Non vi cal, soggiungea, quand’ella è stanca?
Rispose: hassi a rifar, ma il tempo manca.


Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837), Scherzo


Últimos Poemas de Viernes publicados:

lunes, 26 de octubre de 2015

Luar (Luz de luna, a través de Mª Pilar Couceiro)

Casi en la hora bruja de esta noche de plenilunio Piluka nos ofrece disfrutar de este bonito relato de Cecilia Böhl de Faber... más conocida como Fernán Caballero...



La niña de los tres maridos
Fernán Caballero

(Cecilia Böhl de Faber, Morges –Suiza- 1796 / Sevilla 1877)


Érase una vez un padre que tenía una hija muy hermosa, pero terca y decidida. Esto a él no le parecía mal. Un día se presentaron tres jóvenes, a cual más apuesto, y los tres le pidieron la mano de su hija; el padre, después de que hubo hablado con ellos, dijo que los tres tenían su beneplácito y que, en consecuencia, fuera su hija la que decidiese con cuál de ellos se quería casar.
Así, le preguntó a la niña y ella le contestó que con los tres.
-Hija mía -dijo el buen hombre-, comprende que eso es imposible. Ninguna mujer puede tener tres maridos.
-Pues yo elijo a los tres -contestó la niña tan tranquila.
El padre volvió a insistir:
-Hija mía, ponte en razón y no me des más quebraderos de cabeza. ¿A cuál de ellos quieres que le conceda tu mano?
-Ya te he dicho que a los tres -contestó la niña.
Y no hubo manera de sacarla de ahí.
El padre se quedó dando vueltas en la cabeza al problema, que era un verdadero problema y, a fuerza de pensar, no halló mejor solución que encargar a los tres jóvenes que se fueran por el mundo a buscar una cosa que fuera única en su especie; y aquel que trajese la mejor y la más rara, se casaría con su hija.
Los tres jóvenes se echaron al mundo a buscar y decidieron reunirse un año después a ver qué había encontrado cada uno. Pero por más vueltas que dieron, ninguno acabó de encontrar algo que satisficiera la exigencia del padre, de modo que al cumplirse el año se pusieron en camino hacia el lugar en el que se habían dado cita con las manos vacías.
El primero que llegó se sentó a esperar a los otros dos; y mientras esperaba, se le acercó un viejecillo que le dijo que si quería comprar un espejito.
Era un espejo vulgar y corriente y el joven le contestó que no, que para qué quería él aquel espejo.
Entonces el viejecillo le dijo que el espejo era pequeño y modesto, sí, pero que tenía una virtud, y era que en él se veía a la persona que su dueño deseara ver. El joven hizo una prueba y, al ver que era cierto lo que el viejecillo decía, se lo compró sin rechistar por la cantidad que éste le pidió.
El que llegaba el segundo venía acercándose al lugar de la cita cuando le salió al paso el mismo viejecillo y le preguntó si no querría comprarle una botellita de bálsamo.
-¿Para qué quiero yo un bálsamo -dijo el joven- si en todo el mundo no he encontrado lo que estaba buscando?
Y le dijo el viejecillo:
-Ah, pero es que este bálsamo tiene una virtud, que es la de resucitar a los muertos.
En aquel momento pasaba por allí un entierro y el joven, sin pensárselo dos veces, se fue a la caja que llevaban, echó una gota del bálsamo en la boca del difunto y éste, apenas la tuvo en sus labios, se levantó tan campante, se echó al hombro el ataúd y convidó a todos los que seguían el duelo a una merienda en su casa. Visto lo cual, el joven le compró al viejecillo el bálsamo por la cantidad que éste le pidió.
El tercer pretendiente, entretanto, paseaba meditabundo a la orilla del mar, convencido de que los otros habrían encontrado algo donde él no encontrara nada. Y en esto vio llegar sobre las olas una barca que se llegó hasta la orilla y de la que descendieron numerosas personas. Y la última de esas personas era un viejecillo que se acercó a él y le dijo que si quería comprar aquella barca.
-¿Y para qué quiero yo esa barca -dijo el joven- si está tan vieja que ya sólo ha de valer para hacer leña?
-Pues te equivocas -dijo el viejecillo-, porque esta barca posee una rara virtud y es la de llevar en muy poco tiempo a su dueño y a quienes le acompañen a cualquier lugar del mundo al que deseen ir. Y si no, pregunte a estos pasajeros que han venido conmigo, que hace tan sólo media hora estaban en Roma.
El joven habló con los pasajeros y descubrió que esto era cierto, así que le compró la barca al viejecillo por la cantidad que éste le pidió.
Conque al fin se reunieron los tres en el lugar de la cita, muy satisfechos, y el primero contó que traía un espejo en el que su dueño podía ver a la persona que desease ver; y para probarlo pidió ver a la muchacha de la cual estaban los tres enamorados, pero cuál no sería su sorpresa cuando vieron a la niña muerta y metida en un ataúd.
Entonces dijo el segundo:
-Yo traigo aquí un bálsamo que es capaz de resucitar a los muertos, pero de aquí a que lleguemos ya estará, además de muerta, comida por los gusanos.
Y dijo el tercero:
-Pues yo traigo una barca que en un santiamén nos pondrá en la casa de nuestra amada.
Corrieron los tres a embarcarse y, efectivamente, al poco tiempo echaron pie a tierra muy cerca del pueblo de la niña y fueron en su busca.
Allí estaba ya todo dispuesto para el entierro y el padre, desconsolado, aún no se decidía a cerrar el ataúd y dar la orden de enterrarla.
Entonces llegaron los tres jóvenes y fueron a donde yacía la niña; y se acercó el que tenía el bálsamo y vertió unas gotas en su boca. Y apenas las tuvo sobre sus labios, la niña se levantó feliz y radiante.
Todo el mundo celebró con alborozo la acción del pretendiente y en seguida decidió el padre que éste era el que debería casarse con su hija, pero entonces los otros dos protestaron, y dijo el primero:
-Si no hubiese sido por mi espejo, no hubiéramos sabido del suceso y la niña estaría muerta y enterrada.
Y dijo el de la barca:
-Si no llega a ser por mi barca, ni el espejo ni el bálsamo la hubieran vuelto a la vida.
Así que el padre, con gran disgusto, se quedó de nuevo meditando cuál habría de ser la solución. Y la niña, dirigiéndose a él, le dijo entonces:
-¿Lo ve usted, padre, como me hacían falta los tres?


Barco abandonado de noche
Autoría: SPSTUDIO3D

sábado, 24 de octubre de 2015

Poema de viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Para este fin de semana comparto un poema potente, lleno de simbolismo, del checo Holan, enviado por Piluka estas semanas de atrás... poco a poco nos pondremos al día...



El universo poético de Holan está lleno de simbolismos,
de realidades fantasmales, de visiones nocturnas. Esta
posición poética chocó frontalmente con los idearios
comunistas vigentes, que lo acusaban de "formalismo
decadente", ya que no se ceñía  al "arte oficial" exaltado
desde los altos mandos. Por ello, y aunque permaneció
en Praga, desde el final de la guerra vivió prácticamente
enclaustrado en su casa.



No entra impunemente el joven
con su luz en la gruta de las palabras.
Audaz presiente apenas dónde se encuentra.
Joven, aunque ha sufrido, no sabe lo que es el dolor.
Sabio antes de tiempo se escapa sin haber entrado     
y alega como excusa la inmadurez de su época.

¡La gruta de las palabras!
Sólo el verdadero poeta, y por su cuenta y riesgo,
pierde delirando en ella las alas
y con ellas la manera de someterlas de nuevo a la gravedad     
y no menoscabar esa fuerza que atrae hacia la tierra.

¡La gruta de las palabras!
Sólo el verdadero poeta regresa con su silencio     
para encontrar, ya viejo, a un niño que llora,
abandonado por el mundo en su umbral.


Vladimir Holan (Praga, 1905-1980), La gruta de las palabras


Ne beztrestně vstupuje jinoch se světlem
do jeskyně slov… Odvážný, sotva tuší,
kde se to octl… Mlád, i když trpící,
neví, co že je bolest… Předčasně mistrovský
uprchne, aniž vkročil,
a vymluví se na neplnoleté století…

Jeskyně slov!…
Jen skutečný básník a na vlastní vrub
v ní prošílí křídla a to,
jak je navracet zemské tíži
a neublížit oné, která přitahuje zem…

Jeskyně slov! Jen skutečný básník
se vrací z jejího mlčení,
aby, už stár, nalezl plačící dítě,
odložené světem na její práh…


Vladimir Holan (Praha, 1905-1980), Jeskyně slov


Últimos Poemas de Viernes publicados:

lunes, 19 de octubre de 2015

Poema de viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Perdón por el retraso... a ver si poco a poco os publico todos los poemas que Piluka ha mandado hasta la fecha... en esta entrada un poema de duelo amoroso...



Este catedrático de Literatura ganó certámenes tan prestigiosos
como el Adonáis, el Juan Boscán o el Juan Ramón Jiménez de poesía,
culminando con el Premio Nacional de Literatura, en 1980.



«Huyendo de mí siempre, a mí me sigo».
Juan Boscán

Tal vez naciste para ser motivo
de estos versos y no sustancia mía,
fuego de mis palabras, no madera
de aquellos bosques donde tantas veces,
hijos del alba, nos perdimos.

No eres de carne, eras de viento en furia.
Viniste y me tiraste el alma abajo;
No eras de carne, pero no te puedo
olvidar.

Si algo que es tuyo se ha perdido lejos
como un relámpago en la noche, dime,
dime tú, estrella que en el pecho llevo
qué podemos hacer, a qué lugares
voy a traer, mi corazón. La historia
es sencilla y es triste. Recordarla
sería también sencillo y triste, pero
ya para qué, si tú no estás conmigo.

Salgo a la calle. Un nuevo día crece,
pero me daña sin piedad. El sol
pone en las cosas su calor antiguo.
Pero no me conoce nadie. Nadie
-la flor de aquel jardín, el agua mansa
de aquel estanque, aquellos montes grises,
tanta ceniza repartida-, nadie
sabe mi nombre, este es el fin. Aquí
se termina la historia.


Carlos Sahagún (Onil, Alicante, 1938), Tal vez naciste para ser motivo

Últimos Poemas de Viernes publicados:


sábado, 3 de octubre de 2015

Poema de viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Para este fin de semana, comparto un poema de Wyatt que ha enviado Piluka



Introductor del Soneto en lengua inglesa, que luego Shakespeare
llevó a lo más alto.  La disposición no es como la española, sino
que está formada por tres cuartetos y un pareado.
Al parecer, este poeta estuvo platónicamente enamorado de Ana
Bolena. Fue acusado junto con ella, pero recibió indulto real.
Asistió a la ejecución de la reina y con este motivo escribió  una
serie de poemas en los que siempre defendió la inocencia de Ana.




Gracias a la fortuna que fue de otra manera
Veinte
 veces mejor; pero una en especial,
tras amable apariencia, endeble en su conjunto,
al caer su vestido suelto desde sus hombros,

y tomarme en sus brazos largos y diminutos;
en un total inmersa, al besarme tan dulce,
susurrando: "Querido corazón, ¿qué sucede?",
no era un sueño: acostado en amplio duermevela.

Pero todo se gira al fondo de mi afecto
en una extraña moda de abandono y renuncia;
partiré de mí mismo, lejos de su bondad,
también para adornarla de lo no deseable.

Mas desde que tan franco fui de ella servido,
yo quisiera saber si se lo merecía.


Sir Thomas Wyatt (Allington -UK-, 1503- Clifton Maybank -UK-, 1542)



Thanked be fortune it hath been otherwise
Twenty times better; but once in special,
In thin array after a pleasant guise,
When her loose gown from her shoulders did fall,

And she me caught in her arms long and small;
Therewithall sweetly did me kiss
And softly said, “Dear heart, how like you this?”
It was no dream: I lay broad waking.

But all is turned thorough my gentleness
Into a strange fashion of forsaking;
And I have leave to go of her goodness,
And she also, to use newfangleness.

But since that I so kindly am served
I would fain know what she hath deserved.


Últimos Poemas de Viernes publicados: