Grifaldo Toledo, Jorge

viernes, 26 de septiembre de 2014

Poema de Viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Para este fin de mes, un nuevo poema de Leopardi, reflexivo y profundo...



Es el de Leopardi un pesimismo profundo, una voz que grita
el desamparo del ser humano y la indiferencia de una Naturaleza
cruel. Sólo concibe tres consuelos, el culto a los héroes, el recuerdo
de la engañosa juventud, antes de la brutal verdad, y la evocación
del paisaje. Sus poemas, de gran perfección formal, estructura
neoclásica y contenido romántico, se recogen en I Canti.


Siempre me fue querido este altozano,
y estas veladuras que entorpecen la vista
al perderse en el último horizonte.
Sentado, sin embargo, mirando inmensidades,
sobrehumanos silencios y profundas letargos,
hallo mis pensamientos, poco a poco,
y el corazón no tiembla. Es como el viento
cuyo susurro avanza por el campo,
entre el silencio terco de mi voz:
me subyuga lo eterno, las estaciones muertas,
la realidad presente y todos sus sonidos.
La inmensidad anega todo mi pensamiento:
en este mar naufrago dulcemente.

Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837), El Infinito


Sempre caro mi fu quest'ermo colle,
E questa siepe, che da tanta parte
Dell'ultimo orizzonte il guardo esclude.
Ma sedendo e mirando, interminati
Spazi di là da quella, e sovrumani
Silenzi, e profondissima quiete
Io nel pensier mi fingo; ove per poco
Il cor non si spaura. E come il vento
Odo stormir tra queste piante, io quello
Infinito silenzio a questa voce
Vo comparando: e mi sovvien l'eterno,
E le morte stagioni, e la presente
E viva, e il suon di lei. Cosi tra questa
Immensita s'annega il pensier mio:
E il naufragar m'è dolce in questo mare.

Giacomo Leopardi (1798-1837), L´l Infinito




viernes, 19 de septiembre de 2014

Poema de Viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Un nuevo ciclo de Poemas de Viernes vienen de la mano de Piluka con un poema amoroso de San Juan de la Cruz...




Este "medio frayle" en palabras de Santa Teresa, que fue en el mundo
Juan de Yepes Álvarez, consigue en este poema -uno de sus "tres grandes"-
nada menos que suspender el tiempo, atrapar el instante y eternizar
el vértice amoroso por medio del apóstrofe, del vocativo, de la mera exclamación.
Cuerpo, alma, puro presente, pura belleza.

 

 
 
¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
 
¡Oh cauterio süave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.
 
¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con estraños primores
color y luz dan junto a su querido!
 
¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!
 
 

San Juan de la Cruz (Fontiveros, 1542 - Úbeda, 1591), Llama de amor viva


Últimos Poemas de viernes publicados:
Poema de Nicanor Parra
"Palabra", de Mª Pilar Couceiro

martes, 9 de septiembre de 2014

Luar (Luz de luna, a través de Mª Pilar Couceiro)

Y para comenzar el periplo lunar nada mejor que un relato del maestro de lo insólito e intangible para leer a la luz de la luna llena...



Retomamos también los Cuentos de la Luna Llena, que
desde ahora llevarán el título en gallego: Luar (luz de luna).
Hoy, un texto especial para los amantes de los felinos, que sois muchos.



LOS GATOS DE ULTHAR
H. P Lovecraft (Providence, Estados Unidos, 1890 – 1937)

Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; y ciertamente lo puedo creer mientras contemplo a aquel que descansa ronroneando frente al fuego. Porque el gato es críptico, y cercano a aquellas cosas extrañas que el hombre no puede ver. Es el alma del antiguo Egipto, y el portador de historias de ciudades olvidadas en Meroe y Ophir. Es pariente de los señores de la selva, y heredero de los secretos de la remota y siniestra África. La Esfinge es su prima, y él habla su idioma; pero es más antiguo que la Esfinge y recuerda aquello que ella ha olvidado.

En Ulthar, antes de que los ciudadanos prohibieran la matanza de los gatos, vivía un viejo campesino y su esposa, quienes se deleitaban en atrapar y asesinar a los gatos de los vecinos. Por qué lo hacían, no lo sé; excepto que muchos odian la voz del gato en la noche, y les parece mal que los gatos corran furtivamente por patios y jardines al atardecer. Pero cualquiera fuera la razón, este viejo y su mujer se deleitaban atrapando y matando a cada gato que se acercaba a su cabaña; y, a partir de los ruidos que se escuchaban después de anochecer, varios lugareños imaginaban que la manera de asesinarlos era extremadamente peculiar. Pero los aldeanos no discutían estas cosas con el viejo y su mujer; debido a la expresión habitual de sus marchitos rostros, y porque su cabaña era tan pequeña y estaba tan oscuramente escondida bajo unos desparramados robles en un descuidado patio trasero. La verdad era, que por más que los dueños de los gatos odiaran a estas extrañas personas, les temían más; y, en vez de confrontarlos como asesinos brutales, solamente tenían cuidado de que ninguna mascota o ratonero apreciado, fuera a desviarse hacia la remota cabaña, bajo los oscuros árboles. Cuando por algún inevitable descuido algún gato era perdido de vista, y se escuchaban ruidos después del anochecer, el perdedor se lamentaría impotente; o se consolaría agradeciendo al Destino que no era uno de sus hijos el que de esa manera había desaparecido. Pues la gente de Ulthar era simple, y no sabía de dónde vinieron todos los gatos.

Un día, una caravana de extraños peregrinos procedentes del Sur entró a las estrechas y empedradas calles de Ulthar. Oscuros eran aquellos peregrinos, y diferentes a los otros vagabundos que pasaban por la ciudad dos veces al año. En el mercado vieron la fortuna a cambio de plata, y compraron alegres cuentas a los mercaderes. Cuál era la tierra de estos peregrinos, nadie podía decirlo; pero se les vio entregados a extrañas oraciones, y que habían pintado en los costados de sus carros extrañas figuras, de cuerpos humanos con cabezas de gatos, águilas, carneros y leones. Y el líder de la caravana llevaba un tocado con dos cuernos, y un curioso disco entre los cuernos.

En esta singular caravana había un niño pequeño sin padre ni madre, con sólo un gatito negro a quien cuidar. La plaga no había sido generosa con él, mas le había dejado esta pequeña y peluda cosa para mitigar su dolor; y cuando uno es muy joven, uno puede encontrar un gran alivio en las vivaces travesuras de un gatito negro. De esta forma, el niño, al que la gente oscura llamaba Menes, sonreía más frecuentemente de lo que lloraba mientras se sentaba jugando con su gracioso gatito en los escalones de un carro pintado de manera extraña.
Durante la tercera mañana de estancia de los peregrinos en Ulthar, Menes no pudo encontrar a su gatito; y mientras sollozaba en voz alta en el mercado, ciertos aldeanos le contaron del viejo y su mujer, y de los ruidos escuchados por la noche. Y al escuchar esto, sus sollozos dieron paso a la reflexión, y finalmente a la oración. Estiró sus brazos hacia el sol y rezó en un idioma que ningún aldeano pudo entender; aunque no se esforzaron mucho en hacerlo, pues su atención fue absorbida por el cielo y por las formas extrañas que las nubes estaban asumiendo. Esto era muy peculiar, pues mientras el pequeño niño pronunciaba su petición, parecían formarse arriba las figuras sombrías y nebulosas de cosas exóticas; de criaturas híbridas coronadas con discos de costados astados. La naturaleza está llena de ilusiones como esa para impresionar al imaginativo.

Aquella noche los errantes dejaron Ulthar, y no fueron vistos nunca más. Y los amos de casa se preocuparon al darse cuenta de que en toda la villa no había ningún gato. De cada hogar el gato familiar había desaparecido; los gatos pequeños y los grandes, negros, grises, rayados, amarillos y blancos. Kranon el Anciano, el burgomaestre, juró que la gente siniestra se había llevado a los gatos como venganza por la muerte del gatito de Menes, y maldijo a la caravana y al pequeño niño. Pero Nith, el enjuto notario, declaró que el viejo campesino y su esposa eran probablemente los más sospechosos; pues su odio por los gatos era notorio y, con creces, descarado. Pese a esto, nadie osó quejarse ante la dupla siniestra, a pesar de que Atal, el hijo del posadero, juró que había visto a todos los gatos de Ulthar al atardecer en aquel patio maldito bajo los árboles. Caminaban en círculos lenta y solemnemente alrededor de la cabaña, dos en una línea, como realizando algún rito de las bestias, del que nada se ha oído. Los aldeanos no supieron cuánto creer de un niño tan pequeño; y aunque temían que el malvado par había hechizado a los gatos hacia su muerte, preferían no confrontar al viejo campesino hasta encontrárselo afuera de su oscuro y repelente patio.

De este modo Ulthar se durmió en un infructuoso enfado; y cuando la gente despertó al amanecer ¡he aquí que cada gato estaba de vuelta en su acostumbrado fogón! Grandes y pequeños, negros, grises, rayados, amarillos y blancos, ninguno faltaba. Aparecieron muy brillantes y gordos, y sonoros con ronroneante satisfacción. Los ciudadanos comentaban unos con otros sobre el suceso, y se maravillaban no poco. Kranon el Anciano nuevamente insistió en que era la gente siniestra quien se los había llevado, puesto que los gatos no volvían con vida de la cabaña del viejo y su mujer. Pero todos estuvieron de acuerdo en una cosa: que la negativa de todos los gatos a comer sus porciones de carne o a beber de sus platillos de leche era extremadamente curiosa. Y durante dos días enteros los gatos de Ulthar, brillantes y lánguidos, no tocaron su comida, sino que solamente dormitaron ante el fuego o bajo el sol.

Pasó una semana entera antes de que los aldeanos notaran que, en la cabaña bajo los árboles, no se prendían luces al atardecer. Luego, el enjuto Nith recalcó que nadie había visto al viejo y a su mujer desde la noche en que los gatos estuvieron fuera. La semana siguiente, el burgomaestre decidió vencer sus miedos y llamar a la silenciosa morada, como un asunto del deber, aunque fue cuidadoso de llevar consigo, como testigos, a Shang, el herrero, y a Thul, el cortador de piedras. Y cuando hubieron echado abajo la frágil puerta sólo encontraron lo siguiente: dos esqueletos humanos limpiamente descarnados sobre el suelo de tierra, y una variedad de singulares insectos arrastrándose por las esquinas sombrías.

Posteriormente hubo mucho que comentar entre los ciudadanos de Ulthar. Zath, el forense, discutió largamente con Nith, el enjuto notario; y Kranon y Shang y Thul fueron abrumados con preguntas. Incluso el pequeño Atal, el hijo del posadero, fue detenidamente interrogado y, como recompensa, le dieron una fruta confitada. Hablaron del viejo campesino y su esposa, de la caravana de siniestros peregrinos, del pequeño Menes y de su gatito negro, de la oración de Menes y del cielo durante aquella plegaria, de los actos de los gatos la noche en que se fue la caravana, o de lo que luego se encontró en la cabaña bajo los árboles, en aquel repugnante patio.

Y, finalmente, los ciudadanos aprobaron aquella extraordinaria ley, la que es referida por los mercaderes en Hatheg y discutida por los viajeros en Nir, a saber, que en Ulthar ningún hombre puede matar a un gato.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Poema de Viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Llega septiembre y con él los poemas que Piluka nos envía para celebrar los viernes y tener un buen final de semana. Disfrutadlo...




Queridos todos: Bienvenidos otra vez (y ya son nueve).

Retomamos esta cita semanal de la mano -y la pluma-
de un espléndido chileno CENTENARIO desde la
mismísima fecha de hoy. Muchos recordaréis a su
hermana, la inolvidable Violeta Parra.
Nicanor Segundo Parra Sandoval es el creador de
la Antipoesíamatemático y físico, además de
originalísimo poeta. Premio Cervantes. Me parece
un luminoso comienzo para esta nueva temporada.

Un abrazo a todos y ¡Feliz poesía 2014-2015!


Yo Jehová decreto
que se termine todo de una vez
hago la cruz al sistema solar

hay que volver al útero materno
doy por finiquitada la cosa

que no se escape nadie
que se termine todo de golpe
para qué vamos a andar con rodeos

está muy bien la Guerra de Viet-Nam
está muy bien la Operación a la próstata
Yo Jehová decreto la vejez

ustedes me dan risa
ustedes me ponen los nervios de punta
sólo un cretino de nacimiento
se arrodilla a venerar una estatua

francamente no sé qué decirles
estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial
y nadie parece darse cuenta de nada

si destruyen el mundo
¿creen que yo voy a volver a crearlo?



Nicanor Parra (San Fabián de Alico [Chile], 5 de septiembre de 1914)



Últimos Poemas de viernes publicados:
"Palabra", de Mª Pilar Couceiro

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Poema de viernes para los lectores de Ojos Crepusculares

Con la delicadeza que la caracteriza para los pequeños grandes detalles, Piluka ha querido dedicar un poema a todos aquellos lectores invisibles que a través de este blog, comparten también los poemas que nos envía los viernes por email a un grupo de lectores y amigos.

Muchísimas gracias por este regalo, querida...




Últimos Poemas de viernes publicados: