Grifaldo Toledo, Jorge

domingo, 30 de mayo de 2010

DIARIO DE UNA ESPERA (tercer día)

Domingo 30

Me levanto con resaca a cuadros verdes.

Desayuno.

Me vuelvo al punto de cruz... lo miro, lo remiro, mido el contorno de la Espera y lo apunto en el espacio entre sus letras...

Termino la primera fila y la ida de la siguiente.

Como algo. Dormito una borrachera de hilo.

Me doy de nuevo al punto... termino la segunda fila y empiezo la siguiente.

Guardo el punto de cruz dentro de la Espera para que duerma abrigadito.

Antes de irme a la cama me miro en el espejo y constato las ojeras que la disipada vida, a la que me he abandonado este fin de semana, ha producido en mi rostro.

Me prometo abandonar el punto de cruz hasta el viernes siguiente...
                       ... y me duermo abrazada a tu ausencia.






Publicado en el nº 8 de la revista "Otras palabras"


sábado, 29 de mayo de 2010

DIARIO DE UNA ESPERA (segundo día)

Sábado 29

Descuelgo la idea de anoche y la dejo madurar al sol.

Al cabo de un rato confirmo que la Espera engordó de ayer a hoy un día y compruebo que de la idea ha germinado un árbol enmarcado por un sol naciente...

Sopeso el tamaño que puede alcanzar la Espera y el del bordado: 46 y medio por 45 centímetros... ¡perfecto! cabrá dentro de la Espera.

Me doy al punto de cruz... comienzo por el reborde verde... 250 puntadas de ida... 108 de vuelta... termino casi una fila... y las risas alcohólicas resuenan por toda la casa.

Una amiga se apiada de mi estado y me saca a pasear...

Vuelvo a casa a dormir el punto de cruz.

viernes, 28 de mayo de 2010

DIARIO DE UNA ESPERA (primer día)

Viernes 28

Tarde de viernes, sobre todo de ViErNeS, y en casa...

Todos mis amigos se han empeñado en ocuparse en cosas que no pueden compartir conmigo.

Y yo tengo una tarde, tengo un viernes, tengo una casa y tengo una Espera colocada entre dos libros...

"El que espera desespera" dicen por ahí; así que me planteo ahogar la des-Espera en bebida, pero a última hora recapacito sobre la cantidad de alcohol que tendría que comprar para llenar la bañera donde asesinar la Espera y decido no arruinar mi economía; así pues, definitivamente, me aparto de la bebida y decido darme al punto de cruz.

Dejo la idea colgada de la Espera y me voy a dormir.

lunes, 3 de mayo de 2010

Sobre la poesía... mi poesía.

Cuando Platón tocó a los poetas con su varita mágica y los dotó de la capacidad de comunicarse con los dioses, de ser los portadores del fuego divino a través del cual transmitían las palabras de los dioses, se abrió una trampa, pues nunca un insulto se vio mejor acogido entre aquellos a quienes iba dirigido. Sin embargo, fue a partir del siglo XIX, con el romanticismo, cuando esa trampa se cerró completamente sobre los poetas y la poesía al reafirmar aquéllos ese vínculo de unión con la divinidad. A partir de ahí se fue creando un halo de impenetrabilidad a su alrededor que ha ido alejando a la poesía de su público original... el pueblo, los otros.

Muchos creen que un poeta escribe por inspiración, que los versos le surgen -no se sabe muy bien de dónde- repentinamente, misteriosamente, al dictado de su ¿corazón?, que no existe un trabajo de creación por parte de su autor. Pero lo peor es que muchos poetas piensan que realmente son unos iluminados, que para escribir poesía les basta con colocarse la túnica que pone "poeta" y escribir lo primero que se les ocurra en forma de versos rimados o libres, eso da lo mismo; y así, la distancia entre el lector y el poeta "incomprendido" se mantiene, glorificando la divinidad poética.

Yo no creo nada de eso; yo creo que un poeta no nace con un vínculo divino, más bien se curte con el tiempo, aprende a mirar la vida de una forma en la que la narrativa no le basta para expresarse y por eso recurre al lenguaje de las imágenes, de los sentimientos, mucho más fuerte e impactante, buscando -a través de un trabajo laborioso en el que descarta muchas ideas- la mejor forma de plasmar lo que quiere contar... Porque de eso se trata: de cortar algo.

Porque la poesía también cuenta historias. La mayoría de las veces de forma tan breve que son sólo una ventana a un momento determinado de una historia que nunca conoceremos; por eso la poesía exige mucho más esfuerzo al lector, pues ha de captar toda una serie de elementos previos que no conoce y que no va a conocer; por eso la poesía suele tener varias lecturas, pues depende de la historia previa que cada lector le atribuya; y por eso la poesía es capaz de llegar de forma inmediata y condensada a donde la narrativa no suele llegar: al poso común de cada cultura.



Publicado en el nº 2 de la revista "Otras palabras"