Grifaldo Toledo, Jorge

viernes, 29 de mayo de 2015

Poema de viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)

Hoy, Piluka nos ofrece la lectura de un poema de una magnífica mujer, a la que durante mucho tiempo le fue negado su extrordinario aporte a la literatura rusa. Como introducción a esta gran figura, os recomiendo el ensayo Los nombres de Antígona, de Benjamín Prado, en el que se hace un recorrido por diversas figuras femeninas de la literatura.



Muchos la recuerdan sólo como la esposa del poeta Nikolai Gumiliov,
pero fue una poetisa extraordinaria, a pesar de que durante muchos
años fue silenciada por el socialismo e incluso debió soportar que la
consideraran una traidora y la deportaran. Al regresar a su tierra
publicó su obra más destacada, Requiem.
Su poesía está llena de sensibilidad y colores, característica propia
de la literatura clásica rusa.


Cuando en la oscura noche espero su llegada,
me parece que todo depende de una hebra.
¿Qué valen los honores, la libertad incluso,
cuando ella acude, presta, y toca el caramillo?

Mira, ¡aquí viene! Ella se echa a un lado la clámide
y se queda mirándome larga y fija. Yo digo:
"¿Fuiste tú quien dictó las páginas a Dante,
las que hablan del Infierno?"
Y ella responde: "Sí, Yo soy aquella."

Ana Ajmátova (Odessa, 1889-Moscú, 1966), La Musa


 
Когда я ночью жду ее прихода.
Жизнь, кажется, висит на волоске,
Что почести, что юность, что свобода
Пред милой гостьей с дудочкой в руке.

И вот вошла. Откинув покрывало,
Внимательно взглянула на меня.
Ей говорю: «Ты ль Данту диктовала
Страницы Ада?»
Отвечает: «Я».



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