La terrible historia de Medea, la Maga nieta de Helios con cuya ayuda pudieron
Jasón y los Argonautas conseguir el Vellocino de Oro, mujer que acaba condenada
al exilio, y cuya venganza al verse traicionada alcanza una de las catarsis más
intensas del Teatro Griego, le sirve de motivo poético a este representante del
Parnasianismo, de origen cubano, pero reeducado en Francia.
Retomad, si podéis, la lectura de la Tragedia de Eurípides.
Ambos, en los boscajes que sintieron el son
de contiendas remotas; mágica paz nacía,
y alba de milagrosas lágrimas los ceñía
bañándolos en fértil y extraña floración.
de contiendas remotas; mágica paz nacía,
y alba de milagrosas lágrimas los ceñía
bañándolos en fértil y extraña floración.
Por los aires flotaba letal emanación.
Su palabra el poder del encanto decía;
el héroe, tras de ella, de sus armas vertía
relámpagos radiantes del ilustre Toisón.
Su palabra el poder del encanto decía;
el héroe, tras de ella, de sus armas vertía
relámpagos radiantes del ilustre Toisón.
Sobre lagos de plata llovía luz del cielo.
aves maravillosas pasaban, y su vuelo
en el bosque regaba pedrería luciente.
aves maravillosas pasaban, y su vuelo
en el bosque regaba pedrería luciente.
Amor les sonreía. Mas la fatal esposa
llevábase consigo, colérica y celosa,
con su padre y los dioses, los filtros del Oriente.
llevábase consigo, colérica y celosa,
con su padre y los dioses, los filtros del Oriente.
Jose Maria de Heredia (Santiago de Cuba, 1842-Bourdonné [Francia], 1905), Jasón y Medea
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