Esta poetisa, educada en un ambiente de alta cultura y que desde temprana edad
dominaba varias lenguas, pertenece a "las otras" del 27, mujeres universitarias,
intelectuales, creadoras, a las que la época y el canon literario soslayó, mientras
destacaba a los varones del grupo, si bien, Gerardo Diego la incluye en su Antología
de 1934. Casada con Juan José Domenchina, secretario personal de Manuel Azaña,
tras el golpe de 1936, marchó al exilio, siendo traductora para el Fondo de Cultura
Económica de México durante largos años. Es autora de doce libros de poemas,
además del cultivo del periodismo.
"Sensualidad", óleo de Dorimar Carvalho Moraes |
Te esperaré apoyada en la curva del cielo
y todas las estrellas abrirán para verte
sus ojos conmovidos.
sus ojos conmovidos.
Te esperaré desnuda.
Seis túnicas de luz resbalando ante ti
deshojarán el ámbar moreno de mis hombros.
Seis túnicas de luz resbalando ante ti
deshojarán el ámbar moreno de mis hombros.
Nadie podrá mirarme sin que azote sus párpados
un látigo de niebla.
Sólo tú lograrás ceñir en tus pupilas
mi sien alucinada
y mis manos que ofrecen su cáliz entreabierto
a todo lo inasible.
un látigo de niebla.
Sólo tú lograrás ceñir en tus pupilas
mi sien alucinada
y mis manos que ofrecen su cáliz entreabierto
a todo lo inasible.
Te esperaré encendida.
Mi antorcha despejando la noche de tus labios
libertará por fin tu esencia creadora.
¡Ven a fundirte en mí!
El agua de mis besos, ungiéndote, dirá
tu verdadero nombre.
Mi antorcha despejando la noche de tus labios
libertará por fin tu esencia creadora.
¡Ven a fundirte en mí!
El agua de mis besos, ungiéndote, dirá
tu verdadero nombre.
Ernestina de Champourcín Morán de Loredo (Vitoria, 1905- Madrid, 1999).
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