Grifaldo Toledo, Jorge

viernes, 27 de noviembre de 2015

Poema de viernes (a través de Mª Pilar Couceiro)



Un nuevo viernes para disfrutar de uno de los poemas que envía Piluka... esta vez viajamos al s. XIII para descubrir a Hadewijck de Amberes...


Esta mística flamenca (que  escribió en neerlandés medio, cuya dificultad impide
que hoy incluya el original) vivió en el siglo XIII. Pertenecía a la casta de las Beguinas,
asociación de mujeres cristianas, laicas, sin jerarquía. A la vez contemplativas y activas,
dedicaban su vida a la ayuda a los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos,
pero también a labores intelectuales, ya que poseían una elevada cultura religiosa
y literaria integrada en su vida y en su experiencia espiritual, fuera de los claustros,
sin reglas ni votos. Poseían un gran conocimiento de la Biblia, de la liturgia y de los clásicos.
Para sus poemas se inspiran en la vertiente del amor cortés.

Ilustración de Irina Karkabi

Por tristes que estén la estación y los pájaros,
no ha de estarlo el corazón noble.
Pero quien quiera afrontar las penas del Amor
sólo debe aprender
dulzura y crueldad, alegría y dolor,

para hacer del Amor servicio.

Las elevadas almas que en el Amor crecieron,
las capaces de amar en la penuria,
deben ser siempre fuertes y atrevidas,
dispuestas a aceptar consuelo o aflicciones

que el Amor les reserve.

Los caminos del Amor son inauditos,
como bien sabe aquél que los transita;
turban de pronto al corazón resuelto,

hacen esfuerzo de la fidelidad.

Aquel a quien Amor toca al fondo del alma

conocerá las horas desoladas.
A veces, ardoroso, a veces frío,
a veces, tímido, a veces, tan audaz;

muchos son los antojos del Amor.

Pero a cada momento nos recuerda
nuestra grandiosa deuda con su alto poder.

Nos atrae y nos reclama para Él solo.
A veces, gentil, a veces, terrible,
tan próximo ahora, tan lejano después;
aunque quien lo conoce y se confía,

siente por ello el gozo más supremo.

¡Cómo Amor abraza y golpea, simultáneo!
A veces, humillado, a veces, ciego,
oculto ahora, revelado después.

Para que un solo día Amor nos colme,
hay que afrontar el riesgo y la aventura,
hasta alcanzar el punto de deleite, 

la más excelsa esencia del Amor.

A veces, grácil, a veces, importuno,
oscuro ahora, despejado después;
en la serena paz, en la asfixiante angustia,
tomando y recibiendo.
Es la vida de aquellos que se pierden

en los densos caminos del Amor.

  

Hadewijch de Amberes (Brabante, ff. s. XII - Nivelles, h. 1260)





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