Me levanto con resaca a cuadros verdes.
Desayuno.
Me vuelvo al punto de cruz... lo miro, lo remiro, mido el contorno de la Espera y lo apunto en el espacio entre sus letras...
Termino la primera fila y la ida de la siguiente.
Como algo. Dormito una borrachera de hilo.
Me doy de nuevo al punto... termino la segunda fila y empiezo la siguiente.
Guardo el punto de cruz dentro de la Espera para que duerma abrigadito.
Antes de irme a la cama me miro en el espejo y constato las ojeras que la disipada vida, a la que me he abandonado este fin de semana, ha producido en mi rostro.
Me prometo abandonar el punto de cruz hasta el viernes siguiente...
... y me duermo abrazada a tu ausencia.
Publicado en el nº 8 de la revista "Otras palabras"
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