Hoy me duele el alma
Lágrimas de cristal estallan sobre
mis muslos abriendo surcos en la piel.
La sal se agarra a la herida abierta,
se incrusta, coloniza esa fisura
recién abierta, recién llagada.
Hoy me gime el alma
La salina se encona, me encona,
y araño y muerdo sin sentido,
sin saber, sin poder evitarlo;
y tú estás ahí, roca arañada
donde busco refugio, estás ahí.
Hoy me supura el alma un nombre
Tu piel labrada destila agua balsámica
sobre mi espalda, y me acuna piel abajo,
y calma mi sed, y anega la sal;
inundando de salitre nuestros cuerpos.
Hoy susurro tu nombre